UC - Críticas
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MIEDOS COTIDIANOS
"Paranormal Activity" ha sido el último fenómeno mediático en Estados Unidos, aunque aquí la propuesta no parece haber enganchado con la misma intensidad. Se trata de una película de terror de bajo presupuesto (tan sólo 10 mil euros y lleva recaudados más de 75 millones), de estética casera y que viene precedida de una barata pero inteligente campaña publicitaria a través de internet.
Cuando una joven pareja de clase media se muda a lo que parece ser la típica casa de barrio periférico de nueva construcción, empieza a ser perturbada por un espíritu que se muestra muy activo durante las noches. Especialmente cuando la pareja duerme… o intenta hacerlo. La presencia parece especialmente obsesionada por Katie. Su novio Micah, operador de bolsa, se obsesiona con investigar a fondo el fenómeno. Conocedor de las tecnologías, Micah compra una cámara de vídeo de alta definición que coloca a los pies de la cama, consiguiendo así grabar lo que pasa realmente mientras duermen.
La historia no es nueva, la idea de que el espectador sea la cámara de vídeo que graba los sucesos tampoco, en seguida nos vendrán a la memoria los referentes de "El misterio de la Bruja de Blair" o "Rec", por ejemplo, pero igual que aquellas consigue su propósito de mantener nuestra atención a través del terror, aquí con una puesta en escena casi minimalista (el plano fijo general del dormitorio donde sólo se ve la cama y una puerta abierta hacia el pasillo ocupa el 50 % del metraje total y nunca deja de ser igualmente perturbador), económica, pero lograda y por momentos brillante, con una creíble interpretación de la desconocida Katie Featherson.
El mayor acierto del film es lograr nuestra identificación con un terror cotidiano, cercano, sin efectos especiales, donde el espectador se sentirá identificado con ese miedo a la oscuridad, los ruidos nocturnos, puertas que se abren, objetos que se mueven solos, pasos, sombras... un terror que se cuela en nuestro dormitorio y del que no se puede huir. El problema para que la película sea redonda radica en cierta morosidad en la repitición de planos para mantener una estética, falta de ritmo en algunos momentos y la poca empatía que se entabla con el protagonista masculino.
Como curiosidad destacar que existen tres finales distintos. El que se puede ver en las pantallas y que fue ideado por el propio Steven Spielberg que fue el que impulsó el proyecto para que no se quedara en un ejercicio amateur y que en realidad propone un final gratuito y tópico para conseguir un clímax artificial y un par de sustos en la platea. Los otros dos finales son similares, aunque es cierto que el original podía decepcionar a algunos espectadores por su falta de clímax resultaba absolutamente coherente con el resto de la narración y me parece de un planteamiento muy inteligente. Si no aparecen en los extras, invito a investigar por internet para compararlos.
